¿Te suena alguna de estas frases?
- ‘Me gustaría conseguir esta meta, pero no sé cómo. No creo que pueda hacerlo’
- ‘Hay un sueño que quiero hacer realidad, pero no creo que sea posible, no sé ni por dónde empezar…’
- ‘Este año quiero conseguir este objetivo, pero lo veo demasiado complicado… No lo lograré’
¿Te sientes identificada con alguna de ellas?
A todas nos ha pasado alguna vez –o bastantes veces en realidad– y la sensación no es demasiado agradable.
Sin un método, una guía o un plan a seguir, puede hacerse complicado conseguir un objetivo o incluso hacernos pensar de que no podremos lograrlo. Pero eso se ha acabado, hoy vas a ver que sí es posible.
Quiero compartir contigo un método de 6 pasos que te va a ayudar de verdad a conseguir tus objetivos. Dejemos atrás las excusas, y entremos en acción.
¿Estás preparada para conseguir de verdad tus objetivos? Aprende aquí a crear tu Plan de Acción.
Qué es un Plan de Acción
Antes de empezar a crear el tuyo, primero veamos a qué nos referimos.
Podemos entender un Plan de Acción como una hoja de ruta detallada con todas las acciones necesarias para conseguir un objetivo.
Para dar un poco más de detalle, te comparto 3 de los beneficios de crear tu Plan de Acción:
- Genera una visión más concreta de tu objetivo.
- Ayuda a llevar un seguimiento del progreso, tus avances se verán más fácilmente.
- Aumenta la productividad y te ayuda a mantener el foco.
Cómo crear tu Plan de Acción
Hay más de una manera de crear un Plan de Acción, y aquí te comparto un método sencillo de 6 pasos que te dará muy buenos resultados.
Resérvate una tarde o unas horas de tranquilidad, sin distracciones, coge papel y boli o tu ordenador y, centrándote en ese objetivo que quieres conseguir, responde cada una de las siguientes preguntas.
Cuando termines, tendrás tu Plan de Acción terminado y listo para empezar el camino hacia tus objetivos.
¿Por qué?
Lo primero que debe quedar claro para tu plan es saber porqué quieres conseguir esa meta en concreto. Responder esta pregunta te ayuda a clarificar qué es lo que realmente valoras, qué es lo que te motiva.
Simplemente piensa en porqué es importante para tí conseguir ese objetivo.
¿Dónde?
Define bien dónde estás ahora y dónde quieres llegar. En este punto se trata de dejar claro cuál es:
- El punto A: dónde estás, cuál es tu situación actual. Saberlo te servirá para tener el contexto de tu punto de partida.
- El punto B: dónde quieres llegar, dónde estarás cuando consigas tu objetivo. Visualiza cómo será y cómo te sentirás cuando hayas llegado al punto B. Se trata de detallar tu visión de dónde quieres llegar.
¿Qué?
Qué es lo que quieres conseguir. Hay que dejar claro cuál es el objetivo final que quieres conseguir, qué es el éxito para ti en este proceso. Qué será lo que te indicará que has llegado a la meta final, cuál es la misión de este proceso.
Es importante que lo describas de la forma más específica posible. De este modo, al tenerlo más claro y definido, tu objetivo te resultará más alcanzable ya que te será más fácil saber qué necesitas para conseguirlo.
En este punto deberás tener claro cómo medirás el éxito, qué indicadores (hitos, acciones, datos…) te harán saber que el objetivo se ha conseguido.
Recuerda ser realista pero ambiciosa.
¿Cómo?
Cómo vas a llegar a esa meta. Una vez has definido los puntos anteriores, hay que plantearse qué caminos puedes seguir para conseguir ese objetivo.
Realiza una lista de posibles opciones y considera los pros y contras de cada una. Repásala, analiza qué opción es la mejor para ti teniendo en cuenta los pasos anteriores, los riesgos y los beneficios de cada uno de los caminos posibles.
→ Cuando hayas elegido la opción que más te convence, divídela en pequeñas acciones. Piensa cuáles son los pasos que vas a dar y los recursos que vas a necesitar.
*Estos pequeños pasos troceados deben ser alcanzables. Si el paso es demasiado grande, es posible que no encuentres el momento de hacerlo o que no lo veas realmente posible y no lo hagas nunca.
¿Quién?
Llegado este punto, plantéate quién puede ayudarte, apoyarte o guiarte a lo largo del proceso. Es importante que sepas que, aunque sea un Plan de Acción personal, no tienes porqué hacerlo tú sola.
Cómo ya has troceado/dividido el objetivo en distintos pasos, piensa en quién puede ayudarte o aconsejarte en aquellos en los que creas que necesitarás apoyo.
¿Cuándo?
Por último, queda decidir cuándo vas a llevar a cabo cada una de las pequeñas acciones que forman parte del Plan, poner fechas límite.
En este último paso, agenda cada una de las acciones en tu calendario, planner o agenda personal. Puedes hacerlo en 2 direcciones:
- De A a B: anota cada uno de los pasos desde el primero hasta el último, en este orden, y al final tendrás una fecha clara de cuándo deberías conseguir tu objetivo.
- PRO: da más margen de maniobra, menos agobios al poder gestionarlo a tu antojo.
- CONTRA: da pie a que te relajes demasiado y la fecha final sea demasiado lejana.
- De B a A: define la fecha final, cuándo quieres cumplir tu objetivo, y ve hacia atrás encajando cada uno de los pasos hasta el día de hoy.
- PRO: es una buena opción si ya tienes una fecha definida que no puedas modificar.
- CONTRA: puede ser más difícil encajar los pasos si el periodo de tiempo es demasiado ajustado.
Si un paso es demasiado grande como para agendarlo o verlo posible, trocéalo en pasos más pequeños.
Ya tienes tu Plan de Acción listo. Ahora, lo importante es tener presente el próximo paso y centrarte en él.
Al ya haber hecho el ejercicio previo de planificación, puedes dejar a un lado las acciones que van a venir más adelante y centrarte en la siguiente y nada más.
Esto te ayudará a tener mayor concentración, menos distracciones, y disminuir la sensación de “saturación” por ver un objetivo demasiado grande.
Deja atrás las excusas, éste es tu año, y vas a conseguir tus objetivos de una vez por todas.
Reserva una tarde para poder seguir todos los pasos y crear tu propio plan, y cuando lo tengas listo: ¡entra en acción!
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